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96. Etcétera

Buenos Aires a solas
Santa Fe al 3900

I

Obras inútiles

II

Hermann

III

El kiosco de Luis

89. Etcétera

I

Naught had, all's spent,
Where our desire is got without content.

(Shakespeare, Macbeth, Act 3, Scene 2)

II

El fin con la mujer que no busca hombres sino sparrings, recordemos, se produce el mismo día, a la noche, en que a él el cirujano Daniel Charles le realiza una operación en el ojo izquierdo para cerrar un agujero macular. Esa noche, poco después de la intervención, van a comer algo en un restaurante que está en la esquina de la casa de él y a ella se le ocurre, de pronto -como en general se le ocurrían las cosas que en seguida desembocaban en roces y enojos, es decir, para él, de una manera imprevisible y por lo tanto, al mismo tiempo, incomprensible-, que lean un par de trabajos que la dramaturga debe entregar dos o tres días después. Es decir, que él, con un parche en el ojo pero que le cubre casi la mitad de la cara, escuche, mientras comen, los trabajos que ella, ya, empieza a leerle. Y no es dramatizar demasiado si recordamos que él acaba de salir de una operación traumática, que sobrelleva un notable stress desde por lo menos quince días antes -cuando fue programada la intervención-, que tiene molestias en el ojo y en los alrededores del ojo todavía dormidos bajo el parche y que, si bien todo se hizo con anestesia local, él, a los efectos, fue considerablemente sedado. Entonces ella no acepta la propuesta de leer esos materiales el día siguiente y mientras él come algo escucha lo que ella lee y desliza pequeñas sugerencias de corrección o algunos comentarios. Hasta que le dice, él, que una palabra no le gusta y le sugiere otra. Entonces ella estalla: primero sigue leyendo sin contestar y cada vez más rápido y después, cuando él le sugiere que si no está de acuerdo descarte la sugerencia, ella deja de leer y dice algo más o menos ofensivo que él ya no recuerda pero sí recuerda que le dijo que lo estaba maltratando. La discusión subió de tono y por fin, cuando llegaron de vuelta a su casa, donde ella se iba a quedar a dormir para hacerle compañía, se supone, y para ayudarlo a dormir boca abajo y no girar hacia su costado izquierdo, él le dijo que se fuera. Y a pesar de los intentos de ella por descomprimir, ahora, la situación él le repitió que se fuera, le dijo que si necesitaba algo tenía a quién llamar, la agarró de un brazo, la llevó hasta el ascensor, bajaron, le abrió la puerta de calle, la cerró de inmediato y volvió al departamento. Entonces sintió, cuando cerró la puerta y se quedó solo, un alivio infinito.

III

Quiero saber de quién es mi pasado.

(Borges, All our yesterdays en La rosa profunda)

IV

Twits:

El cobarde está hecho de deseos insatisfechos.*

En la CABA hay 16.353 personas viviendo en la calle.

Las polémicas empiezan cuando se pierde la razón.

(* Idea robada en Twitter a @cuasifeliz con su consentimiento).

V

Él ahora quiere releer qué dice Norberto Bobbio sobre la vejez. Quiere releerlo ahora. Entonces sucede lo que sucede: comienza a buscar el libro y no lo encuentra por ningún lado. Sabe que lo tiene, sabe que tiene que estar, sabe que su lugar es junto a otros dos libros de Bobbio: Derecha e Izquierda y Autobiografía, pero no los encuentra. Él busca concretamente De senectute publicado en 1996, ocho años antes de la muerte del filósofo en 2004 a los 94 años.

VI

Où sont des morts les phrases familières,
L'art personnel, les âmes singulières?

(Valéry, El cementerio marino)

VII

James Joyce

82. Etcétera

Sivori, obvio, no se llama Sivori.
Sivori es un personaje creado por él para escribir su última novela.
En esa novela, Cine, Sivori es un director de cine independiente que acepta un encargo: filmar una película sobre Evita, y es el protagonista de la novela, él y sus vicisitudes frente al proyecto que aceptó y frente a las vicisitudes de la vida misma.
María vuelve a reírse:
   -Sivori... -dice-. No está mal. Y le gusta que lo llames así.
   -Se divierte. Le gusta, es un poco raro. Él no es así, él no es Sivori, pero es como si le gustara serlo.
   -¿Tomamos otro café?
   -Sí, claro.
Se la ve cómoda, a ella, sentada en ese silloncito de lata en la terraza del bar. Se la ve como si hubiese encontrado un tramo de calma chicha en aguas normalmente agitadas.
Entonces es él, ahora, quien tiene ganas de fumar un cigarrillo.
Saca uno del paquete que ella dejó sobre la mesa.
María juega con el encendedor entre los dedos, lo mira, y le da fuego.
   -El productor de Sivori -dice él- muere de un infarto en medio de las negociaciones para filmar la película. Su hija, que siempre se ha llevado mal con el padre, está trabajando como meritoria de dirección y el vínculo con él se estrecha más...
   -Pero es verdad que Sivori -dice María- estaba enamorado de la mujer de enfrente.
   -Sí, eso es verdad. ¿Cómo sabés?
   -Carola tenía el libro en su casa y lo empecé a leer anoche.
Él fuma. Mira el cielo sin luna y casi sin estrellas. Alguna vez, Sivori y su productor, Dippy, volvían a fumar en La Placita, que está a una cuadra. Y para hacerlo tenían que salir del bar.
Ya no se fuma en el interior de los bares de Buenos Aires. Ni en las películas. Ni en muchas reuniones en casas particulares. Nada se extraña tanto como los malos hábitos. O el humo.
   -De hecho -dice él-, la mujer de enfrente fue la que me inspiró casi toda la novela.
   -Creés en la inspiración.
   -No. Era una manera de decir.
   -Ah, qué bueno.
Se acerca una moza y él le pide otros dos cafés y una botellita de agua fría sin gas.

75. Etcétera

I

Maculopatía óptica

II

Ella no recuerda que fueron juntos a ver Terciopelo azul en un ciclo dedicado a David Lynch en la Lugones. Pero sí recuerda que a él no le había gustado Duna que era del '84, dos años anterior a Terciopelo azul y que también la dieron en aquel ciclo de reposiciones. Y recuerda, ella, la chica que él creía que era la que mejor lo había querido en la vida, que a él le había gustado El hombre elefante y que le había dicho, ella, a la salida del cine, mientras en la calle Corrientes hacía calor y había olor a mugre, que si le gustaba El hombre elefante a él no le gustaba Lynch.
De todas maneras, hasta en eso, le dice ahora él, en el café Los Galgos, había sido ella precoz, en la devoción por David Lynch hace tantos años. Y ella se ríe pero dice que no cree haber sido tan precoz como él dice sino más bien una adolescente tardía y dispuesta a epatar.

III





Área 51. Desierto de Nevada (EE UU)
La base militar secreta menos secreta del mundo. Ha salido en infinidad de películas y series de televisión, desde Día de la Independencia hasta Los expedientes secretos X. Aunque el Gobierno de Estados Unidos se empeñe en negarlo, allí se guardan artefactos extraterrestres.

IV

Por fin, ante la insistencia de Sivori, él le dice que sí, que de acuerdo, que irán a comer esta noche con Carola y con María; le dice que acepta el comentario de Sivori acerca de que no son chicas sofisticadas sino que tienen medios de vida muy poco convencionales si se los mira desde Buenos Aires; y le dice, él, por otro lado, que también acepta la idea de Sivori de que no le hará nada mal, a él, salir un poco, ventilarse, y pensar en otra cosa.

68. Etcétera

I

El Beso de Jean Paul Baptiste Gask en su emplazamiento junto a El Rosedal (circa 2010)

II

El ex emplazamiento de El Beso de Jean Paul Baptiste Gask junto a El Rosedal (2012)

III

Fuentes no confiables dicen en la web que esta escultura es Figura de mujer de Lola Mora. Una visible placa al pie indica que se trata de El despertar de la Naturaleza de Juan de Pari

IV

Sofía Coppola, Perdidos en Tokio (2003) http://www.imdb.com/title/tt0335266/

V

Theo van Gogh, 06/05 (2004)

VI

Así se ve con una maculopatía óptica relativamente avanzada

VII

Louise Bourgeois, Maman (1999) en La Boca del Riachuelo (2011). Tan difícil de entender a veces por el psicoanálisis

61. Etcétera

¿Y si existiera la felicidad?
¿Qué sería?

Él tiene un amigo.
A veces, él, habla con ese amigo.
Le cuenta, por así decirlo, sus cosas.

La quinta de Juan Manuel de Rosas desde la cual gobernó Buenos Aires desde 1829 y la llamada Confederación Argentina desde 1835 hasta 1852 estaba en la actual Plaza Sicilia enmarcada por las avenidas Libertador, Sarmiento, Figueroa Alcorta y Casares. A cien metros de la casa había un aromo al que Manuelita le pedía a su padre que la acompañara y ahí le pedía indulgencia para algún adversario o que le perdonara la vida a otro. Contra lo que se dice o cree el Aromo del Perdón -así se lo conoce desde entonces- pervive en el lugar, muy cerca del monumento a Sarmiento debido a Auguste Rodin y protegido por una reja de hierro baja. Una placa ya casi ilegible así lo confirma.

Sin proponérselo, anoche él volvió a ver en parte 06/05 dirigida por Theo van Gogh en 2004.
Ya tiene otros anteojos.
Y con las nuevas graduaciones se ha hecho tres pares: unos multifocales, unos para mirar de lejos y unos para leer. Las películas en la televisión las ve con los anteojos para mirar de lejos.

Ella, la chica que más lo ha querido en la vida, se llama Tamara Maragall.
Todo hay que decirlo. O no. Pero en este caso así son las cosas.

El niño se durmió agotado, finalmente a salvo de cualquier amor, escribió Peter Handke en Historia del lápiz.

Esta es una obra de ficción y sus personajes y situaciones son completamente imaginarios. Cualquier similitud con personajes o situaciones del pasado o del presente es puramente accidental, y no se los debe identificar con ninguna persona o hechos reales.