56. Los Galgos

El día en que él se encuentra con la chica que mejor lo ha querido en toda su vida la relación con la mujer que busca sparrings había terminado definitivamente tres meses antes. El corte se había producido después de un fin de semana largo en Cariló en el que ella, a partir del segundo día, comenzó a ponerse de mal humor y resolvió seguir escribiendo la obra de teatro que escribía desde hacía unos meses. Ella es dramaturga, por así decirlo.
De modo que había que buscar bares con wi-fi y mientras él leía los diarios o alguna novela ella trabajaba. Cuando por fin volvieron de esos cuatro días verdaderamente incómodos él le dijo que cortaban. Ella, por supuesto, se mostró sorprendida y le dijo que no entendía por qué.
Así que en el momento de la cita en el café Los Galgos él se siente no sólo libre sino también liviano y de buen humor. Además, había encontrado el diario que le había regalado su chica de otros tiempos y una foto de ella cuando, en aquellos tiempos, usaba el pelo largo, con algunas ondas y de su color natural: un rubio ceniza en el que a pesar de la juventud ya se veían algunas canas.
Ahora ella no recuerda ese diario.
Pero él no podrá olvidar ya nunca la primera frase que leyó cuando lo abrió al azar.
Un poco más adelante la mujer que buscaba sparrings le propuso continuar. Entonces fue él quien no supo por qué pero aceptó y el intento duró apenas otros dos meses, hasta el día en que a él el cirujano Daniel Charles le operó un agujero macular en el ojo izquierdo.
La frase escrita en aquel diario por la chica que más lo quiso, un martes 3, decía: Sólo por esto te amaría -me dijiste- pero te amo por todo lo demás. Y me rompiste el culo. Yo te amo por eso.


Agua fresca

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