Nos dejamos guiar por la distracción, la pereza o el error. Y nos lleva mucho tiempo darnos cuenta de que una vida no transcurre en forma cronológica.
* Un hombre espera a una mujer en un bar. Hace mucho, pongamos diez años, que no se ven. Tuvieron una relación amorosa que terminó pero durante algún tiempo conservaron una cierta amistad que un buen día también se disolvió. Cuando él piensa en su vida y en las mujeres de las que estuvo enamorado y que estuvieron enamoradas de él piensa que ella es la que más y mejor lo quiso.
* Un par de meses después a él le diagnosticarán un agujero macular en el ojo izquierdo y se programará una operación para tres semanas más tarde.
* Esta situación hace que él, para no pensar todo el tiempo en la operación pendiente y en la posibilidad de perder un ojo o de no recuperarlo bien comience a escribir un relato con esta historia.
* A medida que escribe se filtran en el relato hechos de la así llamada vida real, como el asesinato a golpes de un muchacho en la plaza Intendente Seeber, enfrente de la embajada de Estados Unidos, recuerdos familiares, y una pregunta recurrente a partir de anuncios de escritores que dejan de escribir, como Philip Roth: ¿para qué escribir?
* También se va deteniendo en marcas que le dejó una relación con otra mujer que terminó exactamente el día en que por fin fue operado del ojo izquierdo, episodios transcurridos en el Colegio del Salvador donde realizó la escuela primaria y la evocación de algunas películas.
* Esta es la historia entonces de dos intervenciones.
* Y el narrador parte de la base que casi nada es verificable o tiene continuidad en la vida real. Los hechos desaparecen: desde el asesinato de un muchacho en una plaza hasta una mujer con la que se tuvo una relación amorosa.
* Ahora podemos acordar que contada así, de manera cronológica, la historia que cuenta Script, no tiene casi ningún interés.
* El vacío, entonces, se hace tan tangible como la materia.
esa es la llave
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