Ahora, dice María, su madre quiere irse a vivir al campo, a una casa que su padre tenía en la Baja Normandía, cerca del mar y no muy lejos de París. Su madre, Julia, ya no quiere hacer más nada y vivir de una huerta y algunos animales le llena los ojos de vida. Por eso ella, María, en un año sabático, ha venido unos días con Carola a Buenos Aires. Los planes son estos: Carola se quedará todo un año en Bruselas, María se vendrá a Buenos Aires ese año y vivirá en el departamento de Carola; después de este viaje de toma de contacto María volverá a París y asistirá a su madre en la mudanza. Después regresará ya para quedarse.
La madre de María, Julia, había nacido en Rosario y después había pasado una temporada en Buenos Aires, donde conoció a Paul Fournier. Siempre ha contado la madre de María, que fue un amor a primera vista. Entonces se fue a París con Paul Fournier, y se casaron allá, y vivieron en la casa de él en el Passage Dauphine, 6e Arrondissement, y ella siguió viviendo en esa casa con ella, con María, después de que el padre de María una noche se suicidó en un hotel de mala muerte de la Rue des Écoles sin que hasta el día de hoy ella, María, su hija, haya podido saber si había habido una causa -siempre la hay en un suicidio- que pusiera a ese hombre en el camino del final, pero su madre siempre insistió en que su marido no tenía ningún motivo, a fines de los años '70, absolutamente ninguno, para tomar una decisión como esa.
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